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El whisky, la bebida perfecta

El whisky es una de las variedades más populares de bebidas alcohólicas destiladas, hechas de la mezcla de granos fermentados.

La existencia del whisky se remonta a la antigüedad, a la antigua Babilonia y Mesopotamia. Pero el whisky moderno y su historia comenzó en Escocia, entre los siglos XI y XIII en los viejos monasterios de esta privilegiada región del norte de Inglaterra. El arte de la destilación del whisky fue evolucionando hasta convertir este licor en uno de los más populares del mundo.

El tipo de grano utilizado en la fabricación del whisky varía de una región a otra, desde la cebada, la cebada malteada, el centeno, el trigo e incluso el maíz que es el principal ingrediente del Bourbon americano.  Para poder hablar de un whisky escocés de malta pura el grano debe ser cebada.

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Cómo se fabrica el whisky

Los ingredientes básicos en la fabricación del whisky son tres: agua, cebada y levadura. La calidad y el origen de estos 3 elementos básicos determinan en gran medida el resultado final. Pero en el proceso intervienen otras muchas variaciones.

El malteado:

El malteado es el primer paso para convertir la cebada en whisky  y comienza con el remojo. El principal componente de la cebada responsable de la creación de alcohol es el almidón. Para maximizar este efecto la cebada debe entrar en el proceso de germinación, a menudo llamado «malteado». Este proceso se acelera empapando en agua los granos de cebada.

Después de varios días de reposo el proceso de malteado se detiene mediante un secado rápido en un horno. El humo empleado en este proceso de secado también influye en el aroma final del producto. En el caso de la cebada escocesa se seca a menudo con humo de turba.

La molienda:

Después del proceso de secado de la cebada se procede a su triturado. Con la molienda se forma una harina gruesa que pasará al siguiente proceso en la fabricación del whisky.

La maceración:

La extracción de azúcar del grano se hace añadiendo agua caliente, que permite a las enzimas descomponer el almidón y depositar los azúcares en el fondo de la cuba de maceración. El control de la temperatura es primordial en este proceso. La calidad y el tipo de agua también tienen un gran papel a favor del producto final.

La fermentación:

El proceso de fermentación se realiza en grandes tanques de madera o de acero inoxidable. En este proceso se añade la levadura, cuidadosamente seleccionada, que va a ser la responsable del convertir el azúcar en alcohol. Después de unos dos días, la fermentación se detiene y se obtiene un líquido con un grado alcohólico muy bajo, de sólo 5-15%.

La destilación:

El proceso de destilación se utiliza para aumentar la cantidad de alcohol hasta el 90% y para eliminar sustancias indeseables de la mezcla (como el metanol). La mayoría de los whiskies escoceses se destilan dos veces, los irlandeses lo hacen tres veces, pero algunas recetas requieren incluso 20 procesos de destilación.

La maduración o añejamiento:

Antes de ser colocados en barriles de roble para el proceso de maduración es necesario diluir el whisky para reducir su porcentaje de alcohol del 90% obtenido en la destilación un 63-64%.

Después de pasar varios años en barriles, el whisky absorbe varios componentes de la madera que altera su sabor y color. Muchas de las marcas famosas de whisky tienen un proceso de envejecimiento muy largo.

El concepto de Single Malt

Hay un concepto más importante que el tiempo de envejecimiento en barricas para determinar la calidad óptima de un whisky, el equilibrio de las mezclas.

Un Single Malt incluye whisky de malta de una sola destilería, pero no de una sola edad. Para crear un Single Malt, el maestro mezclador de una destilería mezcla maltas de barricas de distintas edades de la misma destilería, hasta llegar a una mezcla equilibrada que posee las características concretas que está buscando.

Diferentes formas de tomar whisky

No existen reglas para saborear y disfrutar de un buen whisky. Siempre se trata de descubrir un placer personal y único lleno de sencaciones.

Whisky solo

El whisky en estado puro, un vaso y un momento para oler, saborear y dejar que sea el paladar  el que descubra los matices de ese oro liquido que tenemos entre las manos.

Whisky con agua

El whisky y su concentración de alcohol quizá resulte excesivo para poder disfrutar de todos los matices, sabores y olores que contiene en su interior.

Al añadir un poco de agua se diluye el alcohol y sus efectos, cosa que despierta en el whisky sabores que, de otra manera habrían quedado camuflados por el alcohol.

Whisky con hielo

El hielo hace que la temperatura del whisky caiga rápidamente y se bloquee su aroma y sabor. En lugar de abrir los sabores produce el efecto contrario, los oculta. No es una cuestión del hielo en si mismo sino de la temperatura a la que vamos a degustar nuestra copa.

Cócteles con whisky

Un cóctel es diversión e imaginación en una copa. Así que no debe existir ningún motivo por el que el whisky no pueda participar en el increíble mundo de los cócteles. Existen multitud de variedades de whisky e igualmente amplias oportunidades para explorar los matices únicos del whisky a través de cócteles.

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